La siguiente escultura en orden es “Primavera”. Se trata de una chica joven, cuyo cuerpo adolescente expresa juventud y transmite la alegría y el deseo de vivir; también es el germen de un pensamiento que rompe con la niñez y avanza hacia una búsqueda de la propia identidad. El carnero, en este caso, simboliza la locura de ideas, el ímpetu sexual y la energía incansable.
Después viene la escultura “Verano”. Es un chico joven, desnudo, con un toro en los hombros; es el pleno poder de la juventud, la energía de emprender grandes proyectos vitales, la fuerza para acometer cualquier tarea. Es el momento de apogeo biológico, en que además se logra la independencia y autonomía personal. El toro es el reflejo de esa fuerza, de esa potencia; también se hace alusión a las fiestas de verano, en las que los encierros y las vacas son primordiales. Las espigas de su pie representan los campos sembrados de verano.
A continuación, está “Otoño”. Un hombre ya maduro, su pecho transparente como el de la “Aurora “tiene el sentido contrario a esta, ya que deja escapar el rayo de luz; en su mano lleva un racimo de uvas, símbolo de la recolección del fruto, el fruto del trabajo de una vida y época de madurez. Acompañado de la liebre, símbolo de la reproducción; las cepas antiguas son, además, emblemáticas en Aldeanueva, por consistir en el trabajo y la vida de tantas familias.
Y, por último, “Invierno”. La figura de un hombre mayor, anciano, que está leyendo, recrea la vejez como un momento de descanso, de reflexión sobre una vida que se ha vivido plenamente, reconciliándose con sus logros y fracasos; la lechuza es el animal de la sabiduría y de la inteligencia. El frío invernal invita a recogerse, a la concentración; la vestimenta de esta escultura es blanca y negra, blanco de la nieve y negro de la noche y la proximidad de la muerte.
En este ciclo escultórico la muerte se convierte en nueva vida y vuelve a surgir; igual que las estaciones, igual que los cultivos, igual que la alternancia noche y día.
Puede continuar su recorrido, por la Avenida de Navarra, que comienza en la esquina del Estanco hacia la Plaza del Encierro. O bien por la calle Cava, que comienza en la esquina del Hogar del jubilado, hacia la figura de “La Vendimiadora”.